El cultivo de papa se realiza principalmente en el Centro Sur de Chile (regiones VIII a X) en condiciones secas (sin riego) durante la temporada primavera-verano (noviembre-marzo). El cultivo tiene un alto potencial de rendimiento (100-120 toneladas / ha) en ausencia de estrés biótico y abiótico (agua, nutrientes, enfermedades, etc.). Sin embargo, los rendimientos actuales en el sur de Chile (20-35 ton / ha) están muy por debajo de este potencial debido a la suma de diferentes deficiencias en el manejo agronómico del cultivo (uso de semilla certificada, fecha de siembra, manejo de fertilización y enfermedades). Aún mejorando estas deficiencias, el rendimiento máximo que se podría alcanzar es de 30-60 ton / ha (dependiendo de la localidad y año) debido a que el cultivo se desarrolla principalmente en condiciones secas.
En general, desde la aparición del cultivo (principios de noviembre, asumiendo una plantación a principios de octubre), gran parte del crecimiento y desarrollo del cultivo coincide con la reducción de las precipitaciones. En consecuencia, debido a que el cultivo tiene una alta sensibilidad al déficit hídrico, no es sorprendente observar que la cobertura foliar, la captura y la eficiencia del uso de energía se reducen notablemente en condiciones de baja disponibilidad de agua.
Sin embargo, el grado de déficit hídrico que puede experimentar un cultivo en el sur de Chile es muy variable debido a la gran variación en las precipitaciones entre lugares y años. Por ejemplo, en los últimos 40 años, en Valdivia, Osorno y Puerto Montt, la precipitación acumulada durante la temporada de crecimiento (noviembre-marzo) ha promediado 373, 246 y 542 mm por temporada. Sin embargo, en las últimas temporadas la precipitación acumulada ha estado por debajo del promedio histórico de cada localidad.
Por otro lado, es importante destacar que existe una amplia variación interanual en los ambientes con mayor precipitación (Valdivia (136 - 639 mm) y Puerto Montt (228 - 821 mm)). Por tanto, estas diferencias ambientales en la precipitación, producto de ubicaciones y años, explican que uno de los factores más importantes responsables de la variación en el rendimiento del cultivo de papa de un año a otro, es la diferente disponibilidad de agua durante la temporada. temporada de crecimiento. En consecuencia, las necesidades de riego en entornos como Puerto Montt serán mucho menores y menos frecuentes que las necesidades de riego en Osorno, con Valdivia en una situación intermedia.
Riego y equilibrio hídrico
Las frecuencias y necesidades de riego dependerán del balance hídrico que se deba realizar durante cada época de crecimiento, el cual debe considerar las características climáticas de cada localidad, las características del suelo y las características del cultivo. Sin embargo, la determinación de este balance hídrico suele estar fuera del alcance de los productores, por lo que el asesoramiento técnico es de gran importancia a la hora de programar un calendario de riego.
Sin embargo, resultados experimentales en diferentes ambientes han demostrado que se pueden lograr rendimientos máximos (hasta 100 t / ha) con niveles de riego del orden de 400 mm de agua por temporada, que se suman a las precipitaciones durante la temporada de crecimiento. equivale a niveles de disponibilidad de agua de 550 mm de agua por temporada. Los modelos de simulación han demostrado que el riego debe realizarse generalmente 50-60 días después de la siembra, lo que coincide con el inicio de la formación del tubérculo. En términos prácticos, se recomienda a partir de aquí aplicar una frecuencia de riego semanal de 40 mm por semana.
Se espera que los episodios de sequía futuros sean más frecuentes que en el pasado debido a los efectos del cambio climático, que es un hecho ampliamente aceptado a nivel mundial. Ante este escenario, una de las medidas a tener en cuenta en los sistemas de producción de papa, para mantener o incrementar sus rendimientos, es la implementación de sistemas de riego eficientes. Sin embargo, considerando que este cultivo es desarrollado principalmente por la agricultura a pequeña escala, la implementación de sistemas de riego no es fácil, ya que se requiere un alto nivel de inversión. Por tanto, a la hora de decidir invertir en un sistema de riego, es necesario tener en cuenta el entorno en el que se está produciendo el cultivo, ya que, como se dijo anteriormente,
Pensando en la pequeña agricultura, un agricultor que actualmente está sembrando 2 hectáreas de papa en condiciones de secano, en un ambiente de escasas precipitaciones, con rendimientos de 30 toneladas / ha, debe tener una estrategia de mediano plazo para intensificar su sistema de producción, concentrando sus esfuerzos y recursos. Esto podría implicar reducir su área de siembra (por ejemplo a 1 ha), con el fin de invertir en semilla certificada, fertilización óptima, control de enfermedades y un sistema de riego. Lo anterior probablemente permitiría duplicar sus rendimientos, lo que implicaría un aumento en la eficiencia del uso de los recursos, transformándolo en un sistema de producción de papa más sostenible y rentable en el tiempo.