En un mercado global de papas fritas que se proyecta que crecerá de USD 18 mil millones a USD 24 mil millones para 2030, la búsqueda de la papa ideal para procesamiento se ha intensificado. Durante décadas, el estándar de la industria ha sido la Russet Burbank, apreciada por sus cualidades, pero notoriamente alta en insumos. Ahora, Plant & Food Research de Nueva Zelanda ha presentado 'Crop 78', una variedad que es la culminación de casi 25 años de mejoramiento selectivo. El desarrollo fue impulsado por una clara necesidad de una alternativa más sostenible. Como señala Barry Cowen, Gerente de Desarrollo de Negocios, el proyecto comenzó en 2004 como una respuesta directa a la práctica insostenible de aumentar los rendimientos únicamente a través de una mayor aplicación de nitrógeno. Esto se alinea con la creciente presión regulatoria y de los consumidores; la estrategia "De la Granja a la Mesa" de la Unión Europea, por ejemplo, apunta explícitamente a reducir las pérdidas de nutrientes en un 50% para 2030, lo que hace que los cultivares de bajos insumos como Crop 78 sean estratégicamente vitales.

Los datos agronómicos de Crop 78 son convincentes. Los ensayos de campo han demostrado un rendimiento un 36 % superior al de las variedades estándar, logrado con solo la mitad del fertilizante nitrogenado habitual. Esto tiene un doble impacto: reduce significativamente la huella ambiental al reducir las emisiones de óxido nitroso y la lixiviación de nitratos, y reduce directamente uno de los mayores costos variables para los agricultores. Además de su eficiencia nutricional, Crop 78 presume de una alta tasa de formación de tubérculos para multiplicadores de semillas, una forma ovalada que maximiza la recuperación de alevines y un mayor contenido de materia seca para una calidad superior de los alevines y una mayor absorción de aceite. Asimismo, su latencia prolongada, que le permite permanecer en el suelo durante más tiempo y almacenarse durante largos períodos sin brotar, reduce la presión de cosecha y las pérdidas poscosecha, un factor crítico según un informe reciente de la FAO que cita que hasta el 25 % de todas las papas cultivadas se pierden poscosecha en algunas regiones.

Crop 78 representa un cambio de paradigma en el mejoramiento de la papa, trascendiendo la limitada atención a la calidad del producto final para abarcar toda la cadena de valor agrícola. Aborda con éxito el triple desafío de la agricultura moderna: aumentar la productividad, mejorar la rentabilidad y reducir el impacto ambiental. Para los agricultores, ofrece una vía clara para reducir los costos de insumos y obtener rendimientos más altos y estables. Para los procesadores, ofrece la calidad consistente y la larga vida útil que requiere un mercado global competitivo. Su éxito comercial en Nueva Zelanda, donde ya se concentra el 11% del suministro nacional de papas fritas, es una sólida prueba de concepto. A medida que la industria global busca cadenas de suministro más resilientes y sostenibles, Crop 78 y la ciencia que lo sustenta establecen un nuevo referente de lo que una papa de procesamiento moderna puede y debe ser.