Los gusanos alambre, larvas de los escarabajos elaterídeos (Elateridae) que habitan en el suelo, representan un desafío importante y persistente para el cultivo de la papa a nivel mundial. Su ciclo de vida prolongado, que puede durar hasta cinco años, permite la coexistencia de múltiples generaciones en el suelo, causando daños continuos al perforar los tubérculos, creando puntos de entrada para patógenos y haciendo que la cosecha sea invendible. El control tradicional se ha basado frecuentemente en insecticidas químicos, pero con la creciente presión regulatoria y la resistencia cada vez mayor, como la observada a los neonicotinoides en Europa y Norteamérica, la necesidad de estrategias biológicas y culturales eficaces es más acuciante que nunca. Un enfoque prometedor, derivado de la experiencia práctica en el campo, consiste en el uso estratégico del cultivo de cobertura Phacelia (Phacelia tanacetifolia).
El método propuesto consiste en la siembra al voleo de semillas de facelia a baja densidad después de la siembra de papa. La eficacia de esta estrategia se basa en varios principios agronómicos. Principalmente, la facelia es conocida por sus propiedades de enmienda del suelo; es un cultivo de rápido crecimiento, no hospedante, que ayuda a neutralizar la acidez del suelo. Investigaciones, incluyendo estudios citados por el programa de Investigación y Educación en Agricultura Sostenible (SARE) del USDA, indican que los gusanos alambre suelen proliferar en suelos ácidos y poco fertilizados. Al elevar el pH del suelo, la facelia crea un ambiente menos propicio. Además, como cultivo de cobertura denso y de rápido establecimiento, compite con las malezas y mejora la estructura del suelo, lo que puede alterar indirectamente el hábitat y el movimiento de las plagas del suelo. Al ser segada y utilizada como mantillo superficial, la biomasa de facelia continúa actuando como barrera física y contribuye a un microbioma del suelo más sano y equilibrado, lo que potencialmente favorece la presencia de organismos beneficiosos que se alimentan de los huevos y larvas de los gusanos alambre. El uso complementario de mostaza en polvo, que contiene propiedades biofumigantes naturales, puede potenciar este efecto supresor.
La integración de la facelia como cultivo de cobertura acompañante representa una herramienta eficaz y multifacética para el manejo de gusanos alambre dentro de un marco de Manejo Integrado de Plagas (MIP). Si bien no es una solución milagrosa por sí sola, su capacidad para modificar el ambiente del suelo en detrimento de la plaga, junto con sus beneficios para la salud y la estructura del suelo, ofrece una estrategia sostenible y económicamente viable. Para los agricultores y agrónomos que enfrentan la presión de los gusanos alambre, este enfoque reduce la dependencia de los controles químicos y se alinea con la creciente demanda de prácticas agrícolas más ecológicas. Se justifican ensayos de campo adicionales para cuantificar su impacto en las poblaciones de gusanos alambre y la preservación del rendimiento bajo diversas condiciones, pero los resultados prácticos iniciales son muy prometedores.








